En silencio
Laura se busca, le interesa saber quien es. En su bolsillo hay una bomba, un papel arrugado con la dirección de su abuelo.
Está en la calle, aquel es el timbre que no tarda en estallar bajo sus dedos.
Ramón no sabe si creerle a sus oídos...
Otro timbre,
y un quien es que la destruye.
El portero eléctrico respira, ella no.
Tartamudeando dice:
-Usted no me conoce- (como si hubiera explicaciones posibles)
-Soy su nieta-
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