La exactitud de la observacion es el equivalente de lo que queremos ver en las noches de pupilas, o bien, de lo que interiormente se anuncia como real y se transcribe en fantasia (cuentos sin moralejas, lineales que sentencian redondeces, ¿qué es todo ésto?).
Las sensaciones producen un desenlace en la realidad interna individual, - sería más fácil si pudiera recorrer esos pasadizos ajenos, aunque lo fácil tiene sabor a anti-magia -.
Los atajos sentimentales que abrazan recuerdos son los culpables del plagio actitudinal, del "no" a aquello, del "si", de robarse las palabras que fueron paridas para otros, por otros. Uno termina pensándose como un extraño que un día con motivos recurrentes sentenció un futuro equivalente a lo que deseaba; y vuelvo al principio para lograr un final, cuando en realidad mi final fue el principio.

...pienso, mientras la magia se aproxima, y la realidad desbaratada en donde los pájaros que vuelvan quieren enjaularse se va.