miércoles, septiembre 27, 2006
miércoles, septiembre 20, 2006
Entonces, despacito como buscando un fruto recién nacido, se sentó a su lado y la convenció de que era la magia, se llamaba magia, parecía una diversa magia y actuaba como tal.
Le regaló el trono de un hechizo propio y pudo sentir que no necesitaba más que ese tipo de regalos y esos tipos de “gracias”.
Por un lado le recitó sus incontables viajes y recorridos donde el sol era lo único que marcaba un mapa de llegadas, llegadas y más llegadas.
Decidía impactar como un rayo al caer de un avión en medio de la gente.
Ella se dejó llenar de luz los ojos.
El sol les mostró abrazos dulces, claros.
jueves, septiembre 14, 2006
destruyó los relojes,
barajó las páginas...
lunes, septiembre 11, 2006
domingo, septiembre 03, 2006
shhh...
Casi que me estoy enamorando del silencio cómplice,
si, del silencio,
en realidad es un tanto peligroso que escriba,
(como si las cosas tuvieran que arrinconarnos para ver quien se anima a mas en éste mundo, y pone todo en peligro, -como-si-no-lo-estuviera-)
total, el cuaderno que nadie leyo, (y, que si leyeran no entenderían nada),
está bien guardado,
y las palabras tambien,
y todo lo que implica.